Polémica y reclamo al Museo de Cs. Naturales de La Plata por los restos del lonko Inakayal
Este informe da cuenta de "la discusión sobre la restitución, no exhibición de momias y restos humanos que se reinició este año en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP)" a raíz de la aparición en los depósitos del museo de los restos del lonko Mapuche-Tehuelche Inakayal. Además se señala que "sólo se han identificado 25 restos hasta la fecha, de un total de 10 mil que se encuentran al interior de los depósitos". Según los sectores críticos del claustro estudiantil y docente de la UNLP, se puede caracterizar el funcionamiento del museo en el pasado como una "verdadera prisión científica" destinada a la esclavitud. Discusión sobre la figura del Perito Moreno, fundador. Por Manuel Lonkopan.
Por ANRed - A (redaccion@anred.org)
El Museo de La Plata, fundado en 1884 por Francisco Pascasio Moreno, es considerado entre los más importantes del mundo por sus numerosas colecciones antropológicas y por la envergadura de su construcción vanguardista, inspirada en el estilo europeo del siglo XIX, que "dan al visitante una impresión imponente provocando sensación de solidez monumental", como destaca la publicidad al visitar su sitio web.
Sin embargo esta institución científico-académica esconde al interior de sus catacumbas historias poco contadas y que en estos días reflotan un fuerte debate iniciado en la década pasada acerca de los restos humanos pertenecientes a los pueblos originarios que se encuentran en dicha institución.
La discusión sobre la restitución, no exhibición de momias y restos humanos se reinició este año en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) a raíz de la aparición en los depósitos del museo de la cabellera y el cerebro, conservado en formol, del lonko Mapuche-Tehuelche Inakayal, cuyos restos fueran restituidos incompletamente en el año 1994 por la ley nacional Nº 23.940, que fuera promulgada por la Cámara de Diputados de la Nación en 1991, como respuesta a los persistentes reclamos de la comunidad de Teka, provincia de Chubut, (lugar de origen del reconocido lonko) en compañía de un sector estudiantil y académico de la UNLP.
Pero a diferencia de 1994, en la actualidad tanto los mapuche organizados en La Plata como los propios estudiantes, y un sector aún menor de docentes y científicos ponen en cuestión la concepción con la que la institución fue creada a fines del siglo XIX por la famosa generación del '80. Reflota además una historia poco contada: la de los Mapuche-Tehuelche, que fueron traídos como trofeos de guerra en la "Campaña del Desierto" con supuestos "fines científicos" a las instalaciones del museo, llegando al extremo de ser exhibidos con vida y cuyos cuerpos después de muertos fueron sometidos a prácticas de conservación y más tarde pasaron a ser parte de la atracción turística del famoso museo.
El caso del lonko Inakayal es paradigmático. Según la historia, este reconocido lonko fue tomado prisionero junto a su comunidad por los soldados del general Roca en la invasión de la "Campaña del Desierto" quienes lo trasladaron a la cárcel de la Isla García donde permaneció unos años. Luego de iniciada la construcción del Museo de La Plata, Francisco Moreno trasladó un número no identificado de mapuche a esta institución, donde fueron esclavizados hasta el final de sus días. Entre ellos al lonko Inakayal, junto a su familia y otros prisioneros mapuche.
Además de Inakayal, se cuenta la muerte de su esposa (que aún no ha podido ser identificada) y de la hija del Lonko, Foyel, entre las cinco personas que perecieron al interior de dicha institución científica.
Al momento de sus muertes, todas estas personas corrieron la misma suerte: sus cuerpos fueron disecados y conservados, especialmente sus cerebros, cueros cabelludos y la máscara de la cara.
En un informe realizado por los estudiantes Fernando Pepe y Nicolás Tegiacchi, ambos integrantes del equipo investigador que busca dar con las identidades de los restos, y que en estos días buscan reconstruir y dar nombre a la mujer de Inakayal, señalan que sólo se han identificado 25 restos hasta la fecha, en un total de 10 mil que se encuentran al interior de los depósitos, trabajo basado en el catalogo de la sección antropológica del Museo La Plata del año 1911, de los autores Lehmann, Nitsche y Robert.
El debate
La comunidad científica platense se plantea actualmente: ¿qué hacer con los restos humanos en exposición?, ¿cómo enfrentar las decisiones que se tomaron en nombre de la ciencia en otro tiempo y que hoy parecen éticamente incorrectas o aberrantes?, ¿cómo "generar conciencia y no doctrina", a través de los objetos que se exponen?
El pasado 30 de agosto, en una resolución histórica para los estudiantes, la Facultad de Ciencia Naturales y Museo a través de una sesión académica resolvió quitar de exhibición todo restos humanos e impulsar una política de restitución de los cuerpos que sean demandados por su comunidad. Sin embargo esta resolución aun no ha sido aprobada por el Consejo Superior de la UNLP quien deberá hacerlo en los próximos meses.
En relación a esta medida, Ariel Herrera, representante estudiantil en el Consejo Académico por parte de la Carrera de Antropología, es cauteloso y sostiene que "el trabajo que nos queda es presionar para que esta resolución se cumpla. Recordemos que el mismo argumento que daban los investigadores en 1994 con la restitución de los restos de Inakayal sigue vigente aun, que es la preocupación de estos investigadores por el vaciamiento que se está produciendo en el museo, según ellos". Sostiene además que "estos supuestos científicos muestran esa preocupación contrariamente al respeto de los derechos de los pueblos originarios. Consideramos necesario realizar una historia critica de la génesis del desarrollo político-científico del museo,(…). Sólo así podremos interpretar y avanzar hacia una construcción y reflexión sobre los hechos históricos ocurridos en la conformación de este museo, tales como las expediciones de cacerías realizadas a indígenas en nombre de la ciencia, esclavizados en esta "Prisión científica". (Parte de un documento del Claustro Estudiantil en su posicionamiento político con relación al debate que se lleva adelante en Ciencias Naturales).
En tanto Héctor Pucciarelli, jefe de la División Antropología Biológica del museo, aunque cree que la exhibición no constituye una falta de respeto, sostiene que "deben restituirse los restos en aquellos casos donde se compruebe realmente que quienes reclaman son descendientes".
Por otra parte, Eugenio Aragón geólogo, profesor titular de la carrera de Geología, opina que "las exposiciones tienen un fin científico y académico", además para él estos restos serían "los últimos testimonios de razas extinguidas", sostuvo este "docente" en su intervención en la última sesión académica.
Por su parte la directora del museo etnográfico de Buenos Aires, Miryam Noemí Tarrago, invitada a la jornada "Las Colecciones Antropológicas en el Siglo XXI" realizada en el Museo La Plata, señaló que "hay muchos factores que indican que hoy no es conveniente la exposición de restos humanos", y agregó además a la controversia un protagonista nuevo: "el público que asiste a los museos, la gente del lugar, que tiene un sentido de pertenencia y se niega a que ese patrimonio le sea quitado", sostuvo. Y no aclaró su posición con respecto al tema.
La tibia participación en este debate de los propios pueblos originarios preocupa tanto a los estudiantes como a los pocos científicos con sentido ético relacionado a algo tan sagrado para cualquier cultura como son los restos de sus antepasados.
En un comunicado de prensa, la comunidad Mapuche-Tehuelche Callvu-Shotel, agrupada en la ciudad de La Plata, difundido en Indymedia, sostiene que "una vez más somos testigos de la falta de respeto hacia la memoria y la esencia de nuestros antepasados por parte de un organismo que en nombre de la cultura y la ciencia avasalla el derecho de todo un equilibrio milenario de vida".
Sostienen además: "exigimos que el museo de La Plata restituya a las comunidades o regiones a las cuales pertenezcan los restos y el 50% de todo el usufructo obtenido desde el comienzo de las exhibiciones con restos perteneciente al pueblo Mapuche-Tehuelche".
El legado del Perito Moreno
Francisco Moreno nació en Buenos Aires el 31 de mayo de 1852. Su pasión por la naturaleza y en particular por la Patagonia constituyeron motivaciones fundamentales que marcaron su accionar. En 1883, a los 21 años, inició su primer viaje de exploración a la provincia del Río Negro en compañía del ejército del general Julio Argentino Roca, un año antes de iniciar su anhelado sueño: "construir un museo para la grandeza de la naciente patria Argentina", como sostienen los textos de historia argentina.
Luego de la sanguinaria campaña del ejército en el territorio mapuche, en 1896 fue nombrado oficialmente Perito Argentino para realizar labor de distribución de los territorios ocupados y por el naciente problema limítrofe con Chile en la época en que ambos países se disputaban las tierras invadidas.
Al ingresar al Museo de La Plata, un enorme monumento a la grandeza de Moreno es lo primero que se puede ver, un homenaje que se le realizara en el año 2002 al cumplirse los 150 años de su natalicio. Además se editó el libro que lleva como título "Perito Francisco Pascasio Moreno. Un héroe civil", escrito por Héctor Fasano.
Tal vez como en un intento de esconder la oscura historia del pasado de Moreno, los homenajes buscan mostrar una figura de "héroe" hacia las nuevas generaciones en este personaje. Pero este museo es un ejemplo claro de la poca humanidad que tenían los miembros de esa supuesta gloriosa generación. Parece un chiste de mal gusto ver un imponente monumento sabiendo que al interior de dicha institución más de 10 mil restos humanos se pudren en nombre de la ciencia. Más amarga se torna aún al saber que los huesos de este próser argentino descansan en la isla Centinela del lago Nahuel Huapi, a 30 km de la ciudad de Bariloche, lugar que Moreno en persona le negó a cientos de guerreros mapuche.
http://www.anred.org/article.php3?id_article=1725
Este informe da cuenta de "la discusión sobre la restitución, no exhibición de momias y restos humanos que se reinició este año en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP)" a raíz de la aparición en los depósitos del museo de los restos del lonko Mapuche-Tehuelche Inakayal. Además se señala que "sólo se han identificado 25 restos hasta la fecha, de un total de 10 mil que se encuentran al interior de los depósitos". Según los sectores críticos del claustro estudiantil y docente de la UNLP, se puede caracterizar el funcionamiento del museo en el pasado como una "verdadera prisión científica" destinada a la esclavitud. Discusión sobre la figura del Perito Moreno, fundador. Por Manuel Lonkopan.
Por ANRed - A (redaccion@anred.org)
El Museo de La Plata, fundado en 1884 por Francisco Pascasio Moreno, es considerado entre los más importantes del mundo por sus numerosas colecciones antropológicas y por la envergadura de su construcción vanguardista, inspirada en el estilo europeo del siglo XIX, que "dan al visitante una impresión imponente provocando sensación de solidez monumental", como destaca la publicidad al visitar su sitio web.
Sin embargo esta institución científico-académica esconde al interior de sus catacumbas historias poco contadas y que en estos días reflotan un fuerte debate iniciado en la década pasada acerca de los restos humanos pertenecientes a los pueblos originarios que se encuentran en dicha institución.
La discusión sobre la restitución, no exhibición de momias y restos humanos se reinició este año en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) a raíz de la aparición en los depósitos del museo de la cabellera y el cerebro, conservado en formol, del lonko Mapuche-Tehuelche Inakayal, cuyos restos fueran restituidos incompletamente en el año 1994 por la ley nacional Nº 23.940, que fuera promulgada por la Cámara de Diputados de la Nación en 1991, como respuesta a los persistentes reclamos de la comunidad de Teka, provincia de Chubut, (lugar de origen del reconocido lonko) en compañía de un sector estudiantil y académico de la UNLP.
Pero a diferencia de 1994, en la actualidad tanto los mapuche organizados en La Plata como los propios estudiantes, y un sector aún menor de docentes y científicos ponen en cuestión la concepción con la que la institución fue creada a fines del siglo XIX por la famosa generación del '80. Reflota además una historia poco contada: la de los Mapuche-Tehuelche, que fueron traídos como trofeos de guerra en la "Campaña del Desierto" con supuestos "fines científicos" a las instalaciones del museo, llegando al extremo de ser exhibidos con vida y cuyos cuerpos después de muertos fueron sometidos a prácticas de conservación y más tarde pasaron a ser parte de la atracción turística del famoso museo.
El caso del lonko Inakayal es paradigmático. Según la historia, este reconocido lonko fue tomado prisionero junto a su comunidad por los soldados del general Roca en la invasión de la "Campaña del Desierto" quienes lo trasladaron a la cárcel de la Isla García donde permaneció unos años. Luego de iniciada la construcción del Museo de La Plata, Francisco Moreno trasladó un número no identificado de mapuche a esta institución, donde fueron esclavizados hasta el final de sus días. Entre ellos al lonko Inakayal, junto a su familia y otros prisioneros mapuche.
Además de Inakayal, se cuenta la muerte de su esposa (que aún no ha podido ser identificada) y de la hija del Lonko, Foyel, entre las cinco personas que perecieron al interior de dicha institución científica.
Al momento de sus muertes, todas estas personas corrieron la misma suerte: sus cuerpos fueron disecados y conservados, especialmente sus cerebros, cueros cabelludos y la máscara de la cara.
En un informe realizado por los estudiantes Fernando Pepe y Nicolás Tegiacchi, ambos integrantes del equipo investigador que busca dar con las identidades de los restos, y que en estos días buscan reconstruir y dar nombre a la mujer de Inakayal, señalan que sólo se han identificado 25 restos hasta la fecha, en un total de 10 mil que se encuentran al interior de los depósitos, trabajo basado en el catalogo de la sección antropológica del Museo La Plata del año 1911, de los autores Lehmann, Nitsche y Robert.
El debate
La comunidad científica platense se plantea actualmente: ¿qué hacer con los restos humanos en exposición?, ¿cómo enfrentar las decisiones que se tomaron en nombre de la ciencia en otro tiempo y que hoy parecen éticamente incorrectas o aberrantes?, ¿cómo "generar conciencia y no doctrina", a través de los objetos que se exponen?
El pasado 30 de agosto, en una resolución histórica para los estudiantes, la Facultad de Ciencia Naturales y Museo a través de una sesión académica resolvió quitar de exhibición todo restos humanos e impulsar una política de restitución de los cuerpos que sean demandados por su comunidad. Sin embargo esta resolución aun no ha sido aprobada por el Consejo Superior de la UNLP quien deberá hacerlo en los próximos meses.
En relación a esta medida, Ariel Herrera, representante estudiantil en el Consejo Académico por parte de la Carrera de Antropología, es cauteloso y sostiene que "el trabajo que nos queda es presionar para que esta resolución se cumpla. Recordemos que el mismo argumento que daban los investigadores en 1994 con la restitución de los restos de Inakayal sigue vigente aun, que es la preocupación de estos investigadores por el vaciamiento que se está produciendo en el museo, según ellos". Sostiene además que "estos supuestos científicos muestran esa preocupación contrariamente al respeto de los derechos de los pueblos originarios. Consideramos necesario realizar una historia critica de la génesis del desarrollo político-científico del museo,(…). Sólo así podremos interpretar y avanzar hacia una construcción y reflexión sobre los hechos históricos ocurridos en la conformación de este museo, tales como las expediciones de cacerías realizadas a indígenas en nombre de la ciencia, esclavizados en esta "Prisión científica". (Parte de un documento del Claustro Estudiantil en su posicionamiento político con relación al debate que se lleva adelante en Ciencias Naturales).
En tanto Héctor Pucciarelli, jefe de la División Antropología Biológica del museo, aunque cree que la exhibición no constituye una falta de respeto, sostiene que "deben restituirse los restos en aquellos casos donde se compruebe realmente que quienes reclaman son descendientes".
Por otra parte, Eugenio Aragón geólogo, profesor titular de la carrera de Geología, opina que "las exposiciones tienen un fin científico y académico", además para él estos restos serían "los últimos testimonios de razas extinguidas", sostuvo este "docente" en su intervención en la última sesión académica.
Por su parte la directora del museo etnográfico de Buenos Aires, Miryam Noemí Tarrago, invitada a la jornada "Las Colecciones Antropológicas en el Siglo XXI" realizada en el Museo La Plata, señaló que "hay muchos factores que indican que hoy no es conveniente la exposición de restos humanos", y agregó además a la controversia un protagonista nuevo: "el público que asiste a los museos, la gente del lugar, que tiene un sentido de pertenencia y se niega a que ese patrimonio le sea quitado", sostuvo. Y no aclaró su posición con respecto al tema.
La tibia participación en este debate de los propios pueblos originarios preocupa tanto a los estudiantes como a los pocos científicos con sentido ético relacionado a algo tan sagrado para cualquier cultura como son los restos de sus antepasados.
En un comunicado de prensa, la comunidad Mapuche-Tehuelche Callvu-Shotel, agrupada en la ciudad de La Plata, difundido en Indymedia, sostiene que "una vez más somos testigos de la falta de respeto hacia la memoria y la esencia de nuestros antepasados por parte de un organismo que en nombre de la cultura y la ciencia avasalla el derecho de todo un equilibrio milenario de vida".
Sostienen además: "exigimos que el museo de La Plata restituya a las comunidades o regiones a las cuales pertenezcan los restos y el 50% de todo el usufructo obtenido desde el comienzo de las exhibiciones con restos perteneciente al pueblo Mapuche-Tehuelche".
El legado del Perito Moreno
Francisco Moreno nació en Buenos Aires el 31 de mayo de 1852. Su pasión por la naturaleza y en particular por la Patagonia constituyeron motivaciones fundamentales que marcaron su accionar. En 1883, a los 21 años, inició su primer viaje de exploración a la provincia del Río Negro en compañía del ejército del general Julio Argentino Roca, un año antes de iniciar su anhelado sueño: "construir un museo para la grandeza de la naciente patria Argentina", como sostienen los textos de historia argentina.
Luego de la sanguinaria campaña del ejército en el territorio mapuche, en 1896 fue nombrado oficialmente Perito Argentino para realizar labor de distribución de los territorios ocupados y por el naciente problema limítrofe con Chile en la época en que ambos países se disputaban las tierras invadidas.
Al ingresar al Museo de La Plata, un enorme monumento a la grandeza de Moreno es lo primero que se puede ver, un homenaje que se le realizara en el año 2002 al cumplirse los 150 años de su natalicio. Además se editó el libro que lleva como título "Perito Francisco Pascasio Moreno. Un héroe civil", escrito por Héctor Fasano.
Tal vez como en un intento de esconder la oscura historia del pasado de Moreno, los homenajes buscan mostrar una figura de "héroe" hacia las nuevas generaciones en este personaje. Pero este museo es un ejemplo claro de la poca humanidad que tenían los miembros de esa supuesta gloriosa generación. Parece un chiste de mal gusto ver un imponente monumento sabiendo que al interior de dicha institución más de 10 mil restos humanos se pudren en nombre de la ciencia. Más amarga se torna aún al saber que los huesos de este próser argentino descansan en la isla Centinela del lago Nahuel Huapi, a 30 km de la ciudad de Bariloche, lugar que Moreno en persona le negó a cientos de guerreros mapuche.
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