Recorriendo las calles en busca de un mecánico decente y tratando de pasar por la vereda sin ser un espectro o un fantasma, observo la ciudad, las unidades que la componen, voladas y me encuentro con esta fachada de una pequeña vivienda entre dos propuestas horribles, saldos de ciudad como podría llamarse, la línea de edificación coincide con la oficial, no exigen ante jardín y la fachada es continua de lado a lado.
En este sector las casas son antiguas y económicas lo que en general es sinónimo de precario y feito, pero al ver esta pequeña casa donde el propietario deja un pequeño patio de antejardín “para el deporte” y se la juega con una simetría que obliga por su ubicación y limitantes a lo obvio, el proyectista hace un espejo y con poco de color, la magia.
Me gusto, pensé en tantas veces en la que uno hace lo obvio, por que las circunstancias obligan o por que el presupuesto no da para mas, también me recordó un montón de ideas e iniciativas en espera del “financiamiento del proyecto”, para concretarse y sin este nada sucede, nada se mueve, nada ocurre.
Hace un tiempo realice unos proyectos a un amigo, en este rubro de la construcción que los pagos se atrasen o que en algunos casos (mas de los que uno quisiera) definitivamente no llegan, es normal por decirlo de alguna manera “te pago con una camarita que tengo” esto o nada pensé, desde la fecha hasta ahora me hice de una camarita la cual se ha vuelto una fiel compañera de viaje y de mi anecdotario diario, obviamente no e abandonado de labor de cronista grafico, soy un cronista de lo cotidiano diría yo.
Con la aparición de la cámara fotográfica los artistas de finales del siglo XIX se dijeron estamos puro hueviado haciendo retratos, ya no es necesario esta pega es de los fotógrafos, ahora debemos buscar expresar lo interior, el otro viaje.
En mi caso tengo mi teoría al respecto y también mi teoría de lo que debe ser o hacer un llamado “artista mapuche”, ya se las contare. Ahora me viene a la mente una frase de Pedro Cayuqueo (director de Azkintuwe); “nuestra generación mapuche tiene la gran oportunidad de ser los primeros”, esta frase me esta quitando el sueño últimamente me plantea un desafió, también una obligación, que debemos ser, que esperan que seamos, que queremos ser, me sitúa en un contexto mapuche contemporáneo y también su proyección desde lo que fuimos, las organizaciones, las tradicionales, las urbanas.
Voy a empezar mi viaje, como buen viajero mapuche no me puedo abstraer del entorno, ni del paisaje, de la historia que me habla y me dice la madre tierra, sus dolores, alegrías, las huellas que dejaron los hombres que por allí pasaron, los que araron la tierra y los que clavaron estacas, construyeron fuertes y nos invadieron, la historia esta allí, ya me entenderán.
